FORMACION ETICA Y CIUDADANA

concordia, entre rios, Argentina

domingo, 1 de junio de 2008

EL PROYECTO DE VIVIR


Vivir es tener un proyecto de vida. el
proyecto será más o menos ético, pero no
puede dejar de ser. Así, tener derecho a la
vida significa también tener derecho a
construir el proyecto de vida orientado a ser
feliz (libertad). Las necesidades no son las
mismas para todo el mundo y ello lleva a
diferentes posibilidades. Por ello, es importante
garantizar que las personas puedan
vivir en igualdad de condiciones (igualdad),
objetivo básico de la justicia. “Es decir no
basta con ser libre. Es preciso ser también
igual a aquellos seres que viven dignamente.
Y lo que significa vivir dignamente lo
sabemos, aunque sea imposible resumirlo
en una cuantas definiciones. Es a lo que
aspira la justicia: a que la dignidad sea un
bien para todos”.
Pero el derecho a la vida es insuficiente
si no se añade “dignidad”. Se llega, con
ello, al concepto de calidad de vida,
sería contar con un “buen”
proyecto, ya que vivir es construir proyectos
de vida.
La calidad de la vida surge de las reflexiones
en torno a cómo vivimos e, incluso,
a cómo se vivía antes. Por ejemplo,
¿vivimos hoy más o agonizamos más despacio?
¿La técnica nos facilita o complica
la vida? Al incluir el concepto de calidad de
vida, el debate ético se enriquece y se
aborda desde otras perspectivas. “Que la
vida sea de calidad depende de nuestra
capacidad de dominar el supuesto desarrollo
técnico y el crecimiento económico a fin
de que ni uno ni otro se conviertan en obstáculos
para el progreso moral de la humanidad”.
Todo ello está enmarcado en la duda
sobre qué es ser persona y sobre cuándo
se comienza y se termina de ser persona.
El aborto se puede abordar desde esta
perspectiva cuando se afirma que el feto no
es todavía una persona y, por lo tanto, carece
de su derecho a la vida. La eutanasia
tiene justificación bajo la perspectiva de la
calidad de la vida, pero no suponiendo que
ya se ha dejado de ser persona pues, en tal
caso, no sólo perdería el derecho a la vida
sino también la libertad para escoger la
muerte. La reflexión sobre cuándo comienza
y termina la condición de persona es
conflictiva; podría, incluso, servir de base
para justificar la pena de muerte, alegando
que el reo ya no es una persona pues ha
perdido su humanidad mediante sus actos.
Para los griegos, la persona se debe a
la polis, es su función de ser. Para el cristianismo,
la persona se debe a Dios. Para
la modernidad, la persona se debe a sí
misma, lo que la deja abierta y sin definición.

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