FORMACION ETICA Y CIUDADANA

concordia, entre rios, Argentina

domingo, 1 de junio de 2008

LA LIBERTAD Y SUS LIMITES



La ley natural es inviolable. No se puede
no morir, por ejemplo. La ley positiva (el
Derecho) es criticable y mejorable. y
lleva al castigo, es punitiva si se incumple
y depende de una autoridad terrenal. La ley
moral es autónoma, no ha de depender de
ninguna autoridad religiosa, terrenal o ultraterrena.
Pero es violable y su incumplimiento
no tiene peores consecuencias que la
culpabilidad. La moral no puede ser externa.
Debe estar basada en la conciencia
moral. Para Kant, está basada en la razón,
elemento del que estamos todos dotados.
Y se elabora individualmente, siguiendo el
imperativo categórico de que toda norma
individual debe ser universalizable. Para
ello es necesaria la libertad: el individuo
que no es libre, sino que obra por imposición
externa, no es responsable de sus
actos.
La ética ha nacido con la historia. Se
ha hecho con el tiempo. Y, del mismo modo,
las personas no nacemos éticas, sino
que vamos adquiriendo conciencia moral
durante el desarrollo. Por eso, “ser libre no
es fácil, hay que aprender a serlo”,
cosa en la que la escuela no deja de ser
torpe, pasando de una enseñanza dogmática
a la actual, que a fuerza de intentar
independizarse de los valores termina trabajando
para el liberalismo más puro.
La libertad puede entenderse desde
dos modos: negativa o positiva. La libertad
negativa es la inexistencia de limitaciones o
coacciones. Hay libertad negativa porque
no hay obligación de. Es la condición previa
del acto responsable, pues si hubiera obligación,
no habría responsabilidad. La libertad
positiva es la libertad para, es la posibilidad
de tomar decisiones que pueden ir
orientadas a hacer bien o mal. El comportamiento
ético es un ejercicio de la libertad
positiva: se decide libre y voluntariamente
hacer lo correcto, seguir las leyes universalizables
que ve la razón de cada individuo
libre. Si se actuara por obligación, ya no
sería un comportamiento libre y, por lo tanto,
tampoco sería ético.
La libertad positiva tiene dos peligros
que la amenazan: la de actuar éticamente
por obligación y la de confundirse con “la
sensación de ser libre” cuando quienes nos
gobiernan son otros. “Podríamos afirmar
que cuanto mayor es la ausencia de coacciones
explícitas, más poderosas son las
coacciones tácitas, las que no se ven, pero
actúan sobre nosotros”. Camps
habla aquí de la persuasión de las normas
sociales y, sospecho, también de la persuasión
en todos sus matices. “Tanto el
fascismo como la homogeneización y estandarización
de los estilos de vida, propios
de las sociedades avanzadas, son, de
hecho, formas colectivas de evadir la libertad.
La soledad del mundo moderno, la
conciencia de insignificancia personal, la
inseguridad, derivan hacia el sacrificio de la
propia vida a poderes superiores”.
En la clase, hay que enseñar dos cosas
respecto a la libertad: que ciertas normas
y códigos son necesarios para garantizar
precisamente la libertad de todos y
que hay que prevenir las redes invisibles
que nos enjaulan sin notarlo: consumo,
televisión, etc. “Desarrollar la creatividad, la
capacidad de ser original, de ser ‘individuo’,
desarrollar la conciencia crítica, debería serla máxima finalidad educativa”.

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